• Lukashenko consigue la victoria con amplia mayoría superando el 80%; resultado cuestionado por organismos extranjeros y la oposición. El líder bielorruso ha hecho hoy acto de presencia acusando a República Checa, Polonia, Ucrania, Lituania y Rusia de promover la violencia en el país. 

 

  • Tijanovskaya, candidata que agrupa a las campañas de los encarcelados Tijanovski, Babariko y Tsepkalo (éste ultimo exiliado) no reconoce los resultados y afirma que hay fraude. Tijanovskaya propone una Bielorrusia sin Lukashenko, elecciones libres y reformas constitucionales. También se promovería una deriva que fomentase la liberalización de la economía. 

 

  • La oposición había convocado protestas de antemano, esperando ya un resultado desfavorable. Las mayores protestas han tenido lugar principalmente en Minsk, donde predomina la oposición. También ha habido protestas -aunque minoritarias- en otras localidades, donde la policía no ha actuado con tanta dureza contra los manifestantes.

 

  • La politización de la clase media urbana y las generaciones jóvenes impulsan a nuevos candidatos. La nueva demografía de votantes y la espontaneidad en distintos niveles podrían afectar al sistema estatal si este continua respondiendo de forma arcaica e inmovilista. El descontento se dirige contra Lukashenko, no contra el sistema.

 

  • Las protestas se asemejan a las vistas tras las elecciones de 2010, donde hubo cientos de detenidos y decenas de heridos. En esta ocasión, el Ministerio de Interior bielorruso informa de 3000 detenidos. ONGs independientes afirman que ha habido 1 muerto y varios heridos graves (sin confirmar oficialmente).

 

  • El presidente del Consejo Europeo expresa su preocupación por lo sucedido. Los presidentes de Lituania y Polonia emiten un comunicado conjunto más duro llamando a la cooperación e inclusión de Bielorrusia en la “familia europea”.

 

  • China y Rusia felicitan a Lukashenko por la victoria. La segunda le llama a fortalecer la cooperación económica, política y militar. Rusia sabe que el líder bielorruso se encuentra en una posición difícil y busca presionar para incrementar la integración entre los dos estados. 

 

  • Se habla de injerencia exterior como en Ucrania. A diferencia de ésta, Bielorrusia tiene mucho más poderío económico, no está inmersa en luchas oligárquicas y no está dividida étnicamente. A su vez, no tiene grandes rencores históricоs con Rusia y las relaciones con ésta son más estrechas. 

 

  • La situación en Bielorrusia se asemeja a la crisis política que ocasionó la Revolución de Terciopelo en Armenia (2018), que derivó en un gobierno más hostil a Rusia pero que tampoco ha sabido satisfacer a la ciudadanía. Otra situación semejante es a la de las protestas en Bolotnaya, Rusia (2011-2013), ocasionadas por las acusaciones de fraude electoral e inmovilismo político. 

 

  • La UE prefiere ver fuera a Lukashenko e iniciar una integración y liberalización del país, pero políticamente no le convendría escalar a una situación tipo Maidán, ya que la experiencia ucraniana no está siendo satisfactoria.

 

  • Rusia prefiere que Lukashenko permanezca. Aunque les cause algún problema, no hay nadie con posturas más prorrusas. Rusia teme una escalada de tensión; intervenir conllevaría pérdida de prestigio en Bielorrusia, pero al Kremlin tampoco le convendría la llegada al poder de un candidato favorable a la UE y la OTAN.

 

  • Lukashenko cometió un error al aplacar a los dos contendientes procedentes del establishment. Desde entonces la situación ha escalado irremediablemente, dando lugar a más protestas y argumentos incendiarios que podrían erosionar el sistema

 

  • Los dos candidatos del establishment eran: Babariko (detenido), antiguo banquero de Belgazprombank (de Gazprom), buenas conexiones con la élite rusa. Tsepkalo (exiliado en Rusia con su familia) antiguo hombre de confianza de Lukashenko, creador del “Sillicon Valley” bielorruso, formado en instituciones de élite en Rusia y exembajador en EE.UU.

 

  • La oposición ha sido privada de los líderes que habrían mantenido la centralidad política Este-Oeste típica del país, además del statu quo con las élites. Ahora ésta oposición se ve abocada a la violencia en las calles y las proclamas ideológicas para combatir al gobierno. El país se enfrenta a una crisis económica, además de política, la cual podría golpear en otoño. El gobierno de Lukashenko deberá llevar a cabo reformas e impulsar la pretendida reforma constitucional además de descentralizar el poder para aplacar el descontento. Todo esto mientras las autoridades tratan de no caer en la más absoluta violencia contra los manifestantes.