Si por algo se caracteriza el Presidente ruso Vladimir Putin, es por pillar siempre desprevenidos a aquellos no muy duchos en la política rusa, pero en ocasiones, también a los que lo son. Muchos se mostraron sorprendidos tras su discurso sobre el Estado de la Nación de este miércoles, más aun ante lo que siguió a dicho discurso: la dimisión del Primer Ministro Dmitri Medvedev y su gobierno.
Lejos de la frecuente retórica sobre política exterior y defensa que venía siendo típica en los discursos anuales sobre el Estado de la Nación, esta vez Putin se centró en las cuestiones internas y propuso una serie soluciones a los problemas políticos, sociales y económicos del país.
Ante los integrantes de las cámaras alta y baja de la Asamblea Federal, Putin anunció un referéndum sobre enmiendas constitucionales. hablando sobre la necesidad de limitar los periodos presidenciales a un máximo de dos términos consecutivos.
En referencia a los cambios constitucionales propuestos, Putin afirmó:
“Necesitamos un referéndum completo con enmiendas a la constitución.”
“Debemos posibilitar a la Duma Estatal (cámara baja) la posibilidad de no solo aprobar, sino elegir al candidato a ser Primer Ministro.”
“Rusia debe permanecer siendo una fuerte república presidencialista.”
“No considero el límite de dos periodos consecutivos una cuestión de principios, pero estoy de acuerdo con ello.”
Estas medidas significarían un leve giro hacia un sistema parlamentario, pero esto es algo aún por determinar con exactitud. Algunos afirman que esta es una mera estrategia del presidente ruso para perpetuarse en el poder como Primer Ministro, pero éste ha negado tal cosa, alegando en varias ocasiones que dejará el poder en 2024.
Los nuevos cambios a la constitución implicarían que el Primer Ministro ya no sea designado por el Presidente como hasta ahora, sino que la Duma resultante de las elecciones legislativas propondría al candidato a dicho puesto. Esa misma Duma tendrá que votar también si aprueba el nombramiento del presidente; algo similar al sistema español. Hasta ahora la Duma aprueba al candidato propuesto por el Presidente, el cual también tiene gran poder de decisión sobre los miembros del gabinete de gobierno. De salir adelante estas enmiendas, el poder presidencial, blindado por Boris Yeltsin desde 1993 vería reducido parte de su poder. Pese a estos cambios, el Presidente todavía contaría con el poder de destituir al Primer Ministro y nombrar a los jefes de los servicios de seguridad, entre otros poderes. Con las enmiendas aprobadas se daría la siguiente situación:
- Convertir la Constitución rusa en la norma superior dentro del espacio legal ruso. Que las demandas, legislaciones de tratados internacionales y organismos internacionales puedan aplicarse en el territorio ruso solamente cuando no restrinjan y contradigan los derechos y libertades asegurados en la Constitución rusa.
- Aquel que quiera optar al puesto de Presidente tendrá que haber residido en Rusia al menos 25 años de forma continuada (ahora son solo 10 años).
- Se prohibirá ser Presidente a quien haya tenido residencia en el extranjero o pasaporte extranjero. A su vez los ministros, jueces, dirigentes territoriales (incluyendo alcaldes y gobernadores) y otros, no podrán tener o haber tenido residencia ni nacionalidad extranjera.
- El Consejo de Estado se convertirá en un órgano de consejo, además de agente gubernamental.
- El Consejo Federal (Senado) podrá remover a jueces de las cortes Suprema y Constitucional. El presidente podrá iniciar este proceso en respuesta a actos deshonorables.
- Otorgar a la Corte Constitucional el derecho a revisar la constitucionalidad de las leyes federales antes de que sean firmadas por el jefe de estado.
- Establecer en la Constitución que la indexación de las pensiones y los salarios mínimos se mantengan por encima de la línea oficial de pobreza.
Todavía queda por determinar si habrá más enmiendas, pero el plan parece iniciar un tímido avance hacia un sistema de poder mixto entre Primer Ministro y Presidente, útil además para evitar que figuras de la oposición que hayan encontrado amparo en occidente puedan acceder a puestos de poder. De esta forma se evita también que los descendientes de figuras de la oposición que hayan sido educados en el extranjero puedan acceder a la política en Rusia. Pero lo que es más, esta reforma afectaría también a gran parte de los oligarcas rusos y su descendencia, sean favorables o contrarios a Putin. Muchos de estos oligarcas no residen de forma permanente en Rusia, tienen doble nacionalidad o envían a sus hijos a estudiar al extranjero. Mijail Jodorkovsky sería un ejemplo de oligarca afectado por estas reformas.
Dicho esto, es poco probable que Putin opte por perpetuarse como plantean algunos. Es cierto que aún cuenta con mucha popularidad, (según la encuesta de diciembre del Levada Center, considerado “agente extranjero” por Rusia) ya que un 70% de los rusos aprueban sus acciones como presidente, mientras que un 50% votaría por él (más reciente encuesta sobre elecciones presidenciales en julio 2019). Si Putin trata de continuar como Primer Ministro, el partido del gobierno, Rusia Unida, debería someterse a las elecciones legislativas con su figura a la cabeza, la cual ya se está desgastando. Con la propuesta de modificación de la Constitución se busca reducir el poder de aquel que detente el puesto Presidencial, haciendo a la sociedad más participe de la vida política, satisfaciendo su descontento y poniendo en su mano mayor peso a la hora de elegir una cámara con miembros del futuro gabinete. Rusia Unida tendrá mucho trabajo por delante y deberá tratar de sobrevivir sin la figura de Putin a la cabeza. Existe también la posibilidad de que el partido quede disgregado en varias partes. A pesar de todo, queda por ver si Putin se retira totalmente de la vida política u opta por ocupar un puesto en el Consejo de Estado como consejero, algo que es también típico para ex presidentes o antiguos líderes territoriales en países como España o Irlanda.
La dimisión del Primer Ministro Medvedev y de su gobierno, parece indicar que se pretende llevar a cabo el referéndum antes de que acabe 2020 y antes de las próximas elecciones a la Duma en 2021. Medvedev es una figura muy impopular y plagada de escándalos y salidas de tono. En noviembre de 2019 un 62% de los rusos desaprobaban su labor como Primer Ministro. De momento Putin ha propuesto a Mijaíl Mishustin, presidente del Servicio Federal de Impuestos, como sustituto de Medvedev. Mishustin ha sido aprobado por la Duma y parece que se mantendrá hasta el periodo del referéndum y las elecciones legislativas de 2021. Quizá también su nombramiento persiga que Mishustin absorba parte del desgaste político que conllevará la aplicación de las medidas económicas y para la familia que el Kremlin aún tiene pendientes por aplicar.
Mishustin es 14 años más joven que Putin, y no forma parte del círculo de políticos cercanos que trabajaron con él durante su etapa como alcalde de San Petersburgo. Es un tecnócrata moscovita, ingeniero de sistemas y computación, además de doctor en economía. Es relativamente desconocido, pero un político capaz y en el que Putin confía. El ser un gran experto en el ámbito informático y de las tecnologías es claramente una muestra de que Mishustin ha sido cuidadosamente escogido por Putin, ya que el Presidente ruso ha hecho en numerosas ocasiones menciones a que la inteligencia artificial y el desarrollo tecnológico serán claves para el futuro reparto del poder mundial; unas declaraciones de las que incluso Elon Musk se hizo eco. Por ello, es importante tener esto en cuenta.
Mishustin fue el encargado de poner en marcha el novedoso sistema digital de recaudación de impuestos en un país donde evadir impuestos era prácticamente un deporte nacional. Esto ayudó no solo a tener un sistema de impuestos más eficiente y eficaz, sino también a perseguir a los defraudadores y reorganizar el corrupto y tedioso Servicio de Impuestos Federales. Bajo su mandato los ingresos por impuestos se incrementaron un 20% a pesar de solo un aumento del 2% en la carga impositiva. El Financial Times elogio su figura hace un año, calificándolo como “El recaudador de impuestos del futuro”. No obstante, no hay que engañarse: es un político que continuará en la senda del liberalismo económico ya que, por ejemplo, se opone a un sistema impositivo progresivo.
Los círculos de la oposición cercana a Navalny bromearon en redes sociales con que estaban expectantes por conocer al nuevo Primer Ministro con tal de “sacarle los trapos sucios” (igual que hicieron con el famoso documental sobre las propiedades de Medvedev). No obstante, comparado con su antecesor, parece que Mishustin no es un hombre especialmente ambicioso en cuanto a poder se refiere. En principio parece que no tiene ni propiedades ni coche, reside en un piso de 140 metros cuadrados propiedad del Estado junto con su familia y en 2018 declaró el equivalente a 280.000€ en ingresos. A pesar de esto, una serie de recientes investigaciones del sitio web Proekt arrojan que Mishustin podría poseer una propiedad en el rico suburbio Moscovita de Rublyovka, aunque aclaran que está catalogada como propiedad del gobierno. Se sabe, eso sí, que tanto el nuevo Primer Ministro como su mujer se han dedicado a los negocios empresariales y a la inversión en bolsa. Si de verdad está involucrado en algún escándalo de corrupción, se sabrá en su momento.
Parece que con estas medidas Putin pretende apaciguar los ánimos en un 2020 similar a la última mitad del 2019, el cual estuvo plagado de protestas; algo que en este momento no sería muy conveniente. La aplicación de este plan parece que se ha adelantado a antes de lo previsto. Rusia Unida buscará elegir sucesores al tándem Putin-Medvedev, embellecer sus figuras antes de las legislativas en 2021 y prepararles de cara al público para las presidenciales. De hecho, es posible que estas últimas se adelanten.
Durante los últimos años ha habido multitud de rumores acerca del posible sucesor de Vladimir Putin. En un artículo del año pasado para The Moscow Times, Denis Volkov, del centro Levada, expuso los siguientes datos:
Habiendo preguntado en una encuesta a dos grupos, pro Putin y anti Putin, ambos consideraban que el actual Presidente no abandonaría los puestos de poder. Los que le apoyan arguyeron que Putin aún tiene trabajo por hacer y que no existen candidatos tan carismáticos como él. Los críticos afirmaron que Putin se “agarraría” al poder y colocaría a gente cercana a él como dirigentes. Los pro Putin considerarían una “traición” el abandono temprano del poder, mientras que el grupo contrario opina que ningún gran líder ruso ha abandonado el poder voluntariamente.
A pesar de esto, Volkov afirma que los sujetos que participaron en la encuesta no tenían gran formación política e incluso desconocían preceptos importantes de la Constitución rusa.
Algunos de los candidatos que se han barajado en los últimos años según medios, son el Ministro de Defensa Serguei Shoigu, el Ministro de Exteriores Serguei Lavrov o el alcalde de Moscú, Serguei Sobianin.
Lo más probable es que se busque a un candidato desconocido para el público general, al igual que lo fue Putin en 1999. Hay que considerar que durante su gobierno, Putin, siendo él mismo un silovik, se ha rodeado de otros siloviki. Los siloviki son políticos procedentes de los servicios de seguridad o antiguos militares. Otros ejemplos de ello son el ya mencionado Shoigu, Serguei Ivanov, Vyacheslav Volodin o Dmitri Rogozin. Después de 20 años de gobierno, existe una gran posibilidad de que los siloviki sean desplazados a puestos dentro del Consejo de Estado y que el poder sea ocupado por jóvenes tecnócratas.
Maksim Oreshkin, Ministro de Desarrollo Económico, Anton Alikhanov, gobernador del oblast de Kaliningrado o Alexander Koslov, gobernador de la provincia de Amur son solamente algunos de los ejemplos de políticos tecnócratas que han llegado recientemente al poder. Muchos de ellos formados en buenas universidades en esferas como la economía, la abogacía y la administración, y con experiencia en puestos importantes. Durante los últimos 5 años se ha reemplazado a 36 de los 85 gobernadores regionales, y 20 de esos nuevos jefes provinciales tienen menos de 50 años. Putin ha ido abandonando parte de su influencia y poder regional para delegarlos en estos nuevos gobernadores. Teniendo esto en cuenta, tampoco hay que descartar que, dependiendo de su desempeño como Primer Ministro, Mishustin se llegue a presentar a la Presidencia, siendo el puesto de Primer Ministro ocupado por algún candidato más joven, como los nombrados anteriormente. El propio Mishustin cumple muchas de las características nombradas anteriormente, y como se ha dicho antes, su nombramiento no es casual. Las incógnitas son muchas, y el tiempo dirá.
Tal y como afirmó Ivan Krastev, miembro del Instituto de ciencias humanas de Viena, politólogo y Jefe del Centro de Estrategias Liberales de Sofia:
“Rusia no está al borde de un cambio de régimen, pero el régimen está cambiando”
Estos políticos que tienen como objetivo fortalecer las instituciones del país, deben reiniciar el sistema de forma que pueda funcionar sin Putin, pero siguiendo el camino que él mismo ha dejado fijado. Una élite centrada en resolver asuntos económicos como la aún persistente desigualdad, los problemas demográficos o sociales es el cambio que Rusia necesita después de 20 años en los que los rusos han salido del gran atolladero político, económico y social que fueron los 90. Durante este siglo y a pesar de los problemas que aún lastran al país, es innegable que Rusia ha experimentado niveles de desarrollo y riqueza nunca vistos en su historia. A su vez, se ha reafirmado geopolíticamente y ha reformado sus fuerzas armadas, haciéndolas más capaces que nunca. Ahora, para completar al cien por cien los cambios internos que necesita el país, es la hora de que una nueva clase política abra nuevos horizontes de prosperidad para el país.
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Sin Putin se acaba Rusia. China invadirá Siberia, se comerá Vladivostok, el único puerto que tiene Rusia en el Pacífico, y quedará aislada del comercio internacional, igual que se come todo lo que se mueva por aire, mar y tierra, y depreda los recursos del mundo entero. Lo que quede de Rusia será dividido entre los oligarcas que se hicieron con los monopolios soviéticos. Medvedev es un pelele. Deberían volver los Tsares, igual que en China donde Winnie the flu es el Emperador en todo menos en nombre, o buscar desesperadamente a otro hombre fuerte como Putin, menos Zhirinovsky es un payaso turcófilo y de todos modos ya está muy viejo.