Madrugada del 2 de enero de 2020. Comienzan a reportarse bombardeos sobre el Aeropuerto Internacional de Bagdad. Tras la confusión, las primeras informaciones: EEUU ha asesinado en una operación al líder de las Unidades de Movilización Popular (milicias chiíes pro-iraníes de Irak) Abu Mahdi al-Muhandis y a Qassem Soleimani, el comandante de las Fuerzas Quds hombre fuerte de Irán.
La noticia coge por sorpresa al mundo y en un principio cuesta creerlo; Soleimani es el comandante militar de más alto rango asesinado por los Estados Unidos desde 1943. La operación, que viola el Derecho Internacional, podría provocar una nueva guerra.
Tras más de 11 horas sin decir nada, Trump tuitea la bandera de EEUU, confirmando que están detrás del asesinato de Soleimani, Muhandis y otras 6 personas.
Mientras, sube hasta un 4% el precio del petróleo. También se dispara el valor de empresas relacionadas con la guerra tales como Lockheed Martin o Boeing. Mientras, el mundo se mantiene a la espera de la respuesta iraní.
Ya el 3 de enero de 2020 Irán rompe el silencio y su Ministro de Exteriores Javad Zarif habla del asesinato de Qassem Soleimani calificando la operación como un «acto de terrorismo internacional». Zarif responsabiliza también a EEUU de las consecuencias (que pueda haber) «por su aventurismo».
Tras Zarif, el líder supremo de Irán, el Ayatollah Khamenei, emite un comunicado declarando 3 días de luto nacional y una «venganza severa» por el asesinato del líder de las Fuerzas Quds.
A Irán se le suman otros actores iraquíes. El clérigo Moqtada al-Sadr, una de las figuras más importantes del país, anuncia la reactivación del ‘Ejército de Mahdi’ para defender Irak. El ‘Ejército de Mahdi’ es una de las principales insurgencias anti-estadounidenses que surgieron en 2004 durante la ocupación. La milicia pro-iraní al-Haq da a sus soldados la orden de prepararse para la batalla. Asimismo, el parlamento iraquí votará el domingo 5 de enero si EEUU sigue en el país o si aprueban expulsar a su ejército.
Aunque más tarde reculará diciendo que no quiere ni una guerra ni un cambio de régimen para Irán, Trump eleva el lenguaje en mitad de la crisis, tuiteando que «Qassem Soleimani es responsable de millones de personas» y que «tenían que haberlo matado antes».
El otro hombre importante de Irak además de Moqtada al-Sadr, el Gran Ayatollah Ali Sistani que se había mostrado contrario a la injerencia iraní, afirma durante su sermón que el asesinato de Soleimani, al que llama mártir y héroe de la lucha contra ISIS, es un acto tiránico. Sin embargo, llama al mismo tiempo a la contención por temor a una nueva escalada de violencia.
Muchos manifestantes iraquíes que hasta ahora habían pedido la expulsión de Irán del país, ahora empiezan a dirigir su odio también contra EEUU. En Karbala, uno de los bastiones de las protestas anti-gubernamentales de Irak en donde los manifestantes llegaron a quemar el consulado iraní, se ha llenado la mezquita del Imam Husayn con gritos de «¡Muerte a América!». Seguramente este suceso sea un duro golpe a las protestas anti-gubernamentales que ya están perdiendo fuerza. La población tiene miedo de convertirse en el escenario de una guerra entre EEUU e Irán.
La primera declaración de Ismail Qaani, el hombre que sustituirá a Soleimani ha sido: «Sed pacientes, y pronto veréis cadáveres de estadounidenses por todo Oriente Medio».
A pesar de las declaraciones incendiarias, de las promesas de venganza por parte de Irán y sus aliados, de momento no ha habido ninguna respuesta armada. Si algo caracteriza a los persas es que son pacientes y que sus ataques suelen darse de forma inesperada. Aun así y esperando respuesta, EEUU está enviando más unidades a la zona. Tampoco se puede descartar que Irán responda en forma de insurgencia con IED’s (artefactos explosivos improvisados) como en el pasado y más guerra asimétrica. Nadie sabe, sin embargo, qué pasará.